Ahora somos más conscientes que nunca, cuando en la situación COVID19 hemos visto cómo las personas mayores han sido las más vulnerables y siguen estando más aislados en sus casas. Esta pandemia ha puesto en relieve una necesidad que ya existía haciéndola más patente que nunca, la necesidad de poner el PropTech al servicio de las personas mayores.

Según el INE hay más de 9 millones de personas de más de 65 años en España, cifra que va en aumento debido a que en nuestro país tenemos una pirámide poblacional invertida.

La tecnología definitivamente puede reducir costes de asistencia social y mejorar la calidad de vida, podríamos pensar que los más mayores tendrían que hacer un aprendizaje complicado debido a su falta de experiencia con la tecnología, pero… ¿acaso la tecnología no es maleable y podemos diseñarla para que sea fácil para todos?

Si la respuesta es no, será porque a las empresas no les interesa desarrollar tecnologías para quienes van a consumirlas durante relativamente poco tiempo y prefieren centrarse en consumidores más jóvenes, pero eso, además de injusto es limitador al desarrollo de que la tecnología sea más accesible, fácil e intuitiva para todos.

No estamos hablando de inventar una rueda que ya está inventada, o quizá sí, quizá podemos darle una vuelta a las tecnologías que ya tenemos, hacerlas más accesibles, y acercarlas a un gran nicho de mercado. Muchos CEOs e inversores, podrían pensar que los mayores no están precisamente a la última en información tecnológica y que no adquirirían sus productos debido a la falta de información. En este caso, no serían ellos el nexo directo, sino sus familiares, asociaciones, residencias o personal médico.

¿Cómo podría la tecnología mejorar la vida de las personas más mayores con la aplicación inmediata?

  • Reducir la soledad: Facilitar que las personas puedan comunicarse con un simple comando de voz, ver la imagen de la persona con quien hablas esté donde esté sin problemas de cobertura ¿Dónde estás 5G?
  • Aumentar la seguridad: Los hogares pueden tener sensores para detectar caídas, controles de voz para avisar de que no te encuentras bien.
  • Domotizar: Significa no tener que hacer esfuerzos evitando moverte dentro de casa, como que las persianas se levanten y bajen, que el termostato se auto regule, que los arreglos y reparaciones de la casa estén monitorizados, que la compra del súper y de la farmacia se hagan solas cuando vaya a terminar los productos con un simple ok por voz de la persona interesada.
  • Contacto con el médico: Poder hacer una video llamada con el médico o especialista cuando no te encuentres bien, evitando desplazamientos que a veces son una auténtica tortura.
  • Robótica: También se pueden instalar en las smart homes, desde purificadores de aire inteligentes, hasta asistentes robóticos de compañía o de limpieza y cuidado del hogar.
  • Sistemas de control de salud: Colchones que miden tu temperatura, tu sueño, tus movimientos y emiten avisos, los smart toilets cada día están también más evolucionados, avisando incluso si el usuario sufre deshidratación.
  • Futuro: Vale, esto es muy futurista, pero qué tal si tu casa te avisase de que no te has tomado la pastilla, de que parece que estás constipado, de que hoy tienes fiebre, o todo lo contrario, sal a pasear, hace un bonito día y va a sentarte fenomenal!

Todo esto es aplicable tanto a los hogares como a las residencias, que pueden transformarse en lugares smart facilitando las comunicaciones y los servicios, sin necesidad de ser tecnologías complicadas para el usuario, pudiendo utilizar comandos de voz o reconocimiento facial. Esto permitiría a las personas mayores vivir independientemente, teniendo control y autonomía durante más tiempo.

Sheila Gracia

Directora de Servicios del Colectivo API en Cataluña