El sector inmobiliario se enfrenta, lo está haciendo ya, a un cambio en una de sus estructuras fundamentales: la financiación. Promotoras e inmobiliarias han recurrido tradicionalmente a los bancos para sacar adelante sus proyectos, pero las condiciones han cambiado y las entidades financieras ya no ven tan atractivo apoyar estas operaciones.

Son varias las razones de esta nueva posición de los bancos. La primera es que los márgenes que obtienen ya no son tan apetecibles para ellos y su atención se va hacia operaciones con las que obtienen mayores beneficios. Otra de las explicaciones es que las entidades bancarias, con la ley hipotecaria, han perdido el interés por dar esta financiación al no asegurar la subrogación de la hipoteca. En tercer lugar, ahora los bancos están obligados a provisionar más en promoción residencial tras las nuevas normas contables IFRS. Y, como cuarto motivo, está la transformación que está viviendo en la actualidad el sector bancario, con fusiones que reducen la competencia, por lo que existen menos proveedores de capital.

Esta realidad afecta a todos los actores que participan en el sector inmobiliario. Como decimos, los primeros, promotores e inmobiliarias, que ven como la financiación bancaria se recorta. Ante este problema, las promotoras han comenzado a buscar soluciones en la financiación alternativa. Crowdfunding, crowdlending, son palabras ya integradas en el vocabulario de las promotoras, no solo las pequeñas, algunas con gran peso han apostado ya por financiar proyectos con estos métodos alternativos.

Por otro lado están los inversores. Hasta la llegada de las formas de financiación alternativa, el acceso a la inversión inmobiliaria estaba limitada solo a los inversores profesionales por los altos recursos necesarios para entrar. Además, en España, la inversión en real estate se ve solo sobre el activo final y se atiende pocas veces a la rentabilidad que te puede ofrecer la generación de ese bien.

Ahora, el ahorrador o pequeño inversor, gracias a la financiación alternativa, tiene la posibilidad de participar en la inversión en real estate y esto, para las promotoras supone un gran océano azul de financiación.

Y por último, las APIs se pueden beneficiar la tecnología como herramienta para ofrecerlo y poder gestionar el patrimonio inmobiliario de sus clientes, todo ello basado en entornos totalmente seguros, 100% online, con toda la información centralizada y disponible para todas las partes y con una herramienta que es sencilla, transparente y manejable.

Entonces, tenemos los recursos monetarios, que es la financiación alternativa; tenemos a las personas que buscan desarrollar proyectos, que son los promotores; y las personas encargadas de velar por el correcto funcionamiento del sector y nos falta el terreno donde poner en común a todos.

Las plataformas donde se publican proyectos son una gran opción para que puedan salir adelante proyectos, es una solución en la que promotores e inversores ganan gracias a la colaboración entre ambos, pero podemos ir un paso más allá.

¿Y si desarrollamos una herramienta para que promotoras puedan tener un club de inversión propio? Esa herramienta ya está disponible a través de un IRM (Investor Relationship Management) y le da la capacidad a las promotoras para crear y mantener un club de inversores que le ofrezca a las promotoras una financiación recurrente y complementaria a la bancaria.

El momento es ahora. Las promotoras y las inmobiliarias no pueden esperar a quedarse sin financiación bancaria. También lo es para los inversores, que tienen una oportunidad como nunca antes de ser actores principales del sector inmobiliario. Tenemos las herramientas tecnológicas para hacer de esto una realidad de futuro y contamos con los agentes de la propiedad inmobiliaria para seguir velando por el cumplimiento y el buen funcionamiento del mercado.

Pedro Arroyo

CEO de Icrowdhouse